jueves, 5 de abril de 2012

La primavera




Era una tarde de primavera. Ella se encontraba mirando el horizonte, absorta en sus pensamientos. Alrededor una manta de espigas cubría la tierra, como si la estación hubiera empezado a sacar sus mejores galas.


Ella iba acompasada con el clima: lucía un precioso vestido blanco, que bailaba al son del ritmo del viento. Un suave pañuelo azul parecía quererse desprender de su sombrero con sutileza, y sus guantes del color de los naranjos permanecían inmóviles, como si fueran espectadores de aquel escenario bucólico. El cielo parecía situar las nubes alrededor de ella, para no interrumpir la presencia de aquella mujer con sus siluetas. Y un gran paraguas verde hacía a su vez de sauce, protegiéndola con su sombra de ese sol que la acechaba por la espalda.

Cuadro: Femme à l'ombrelle. Monet

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